La calefacción por suelo radiante la podemos explicar sencillamente como “PIES CALIENTES y CABEZA FRÍA”. No nos debemos de asustar cuando decimos pies calientes y hacer caso al mito de que el suelo radiante puede producir varices. Se trata de una afirmación totalmente falsa ya que la temperatura superficial está limitada por normativa a 28 ºC como máximo y la sensación del suelo al tacto es de frío.

Otro mito son las posibles fugas de los tubos. Las tuberías de un suelo radiante que pueden ser de Polietileno Reticulado con Barrera Antioxígeno (PEXa EVOH) o Multicapa, trabajan a una presión bastante inferior a la de prueba. Por otra parte no hay ningún empalme oculto, todos queda visible en un armario llamado colector, donde se ubican los caudalímetros y los cabezales termoeléctricos.

Según la experiencia de INGEOSOLAR en este tipo de instalaciones, es muy importante:

1.  Conseguir el caudal correspondiente según las perdidas térmicas que tenga cada local.

2. Buena transmisión entre tuberías y mortero autonivelante.

3. Mortero autonivelante de alta conducción térmica.

4. Resistencia térmica alta de la plancha de suelo radiante.

5. Evitar puentes térmicos.

6. Mínimos saltos térmicos entre impulsión y retorno.

7. Buena regulación de temperaturas para evitar situaciones no confortables.

Existen diferentes tipos de plancha que nos permiten instalar suelo radiante en casi cualquier obra o reforma independientemente del tipo de suelo que pongamos o la altura final libre. Tenemos experiencia con varios tipos de acabado del suelo y en diferentes espesores (>4,5 cm).

También es posible instalar suelo radiante en pisos, ya sea en sistema seco o con bombeo de autonivelante.

No obstante cualquier duda que tenga puede ponerse en contacto con nosotros y le solucionaremos esas cuestiones. Le recordamos que somos ingeniería y realizamos el diseño de nuestras instalaciones.